Es posible que el cambio haya sido fuerte. Es probable que hayas cambiado tu colegio de toda la vida o tu instituto de los últimos años por una universidad en la que la población estudiantil cuadruplica lo que estabas acostumbrado a ver. Te cruzas cada día con gente con mucha experiencia y con profesores acostumbrados a dar clase ante cientos de alumnos sin inmutarse ni prestar excesiva atención.
Y qué decir de las materias. Lo más seguro es que la más liviana de todas doble el volumen de la asignatura más complicada que tuviste en Bachillerato. Pero es normal, estás en la universidad. Ahora hace falta enfrentarse al tema.
Os traemos algunos consejos para poder facilitaros la tarea de estudiar esas nuevas asignaturas que a veces se os pueden resistir;
- Asegúrate de tener todo. TODO es todos los apuntes, casos prácticos y ejercicios que necesites antes de sentarse a estudiar, ordenado y clasificado. No debemos ponernos a trabajar sin estar seguros de disponer toda la materia.
- Estímulos fuera. Ni móvil, ni tele, ni tablet y si hace falta, bájate la persiana. Si tienes los apuntes en el ordenador de sobremesa o portátil, descárgalos y desconecta Internet.
- Planifica cuántos días de estudio tienes y cuánto necesitas para cada materia, sé realista. Cuanto antes empieces, mejor. Deja para los últimos días alguna jornada que otra de repaso. Ten ese calendario a mano y a la vista siempre.
- Hazte un buen acopio de papel, bolígrafos, rotuladores, post it y tarjetas, así como grapadora y clips.
- Es importante que traces un esquema de todo lo que tienes que estudiar de cada materia y que vayas tachando lo que vas completando. La sensación de que cada vez queda menos será más palpable cuando taches. Parece una tontería, pero funciona.
- Hazte esquemas y apuntes cuidados, de buen aspecto y claros. Aunque no seas muy amante del color, está comprobado que ayuda a que las ideas se fijen mejor en la cabeza y refuerza la memoria visual.
- Repite los esquemas tantas veces como sea posible e intenta sintetizarlos. No se trata de copiar una y otra vez los apuntes, sino de ir necesitando cada vez menos datos para completar el tema.
- Aunque todos sabemos que os encanta ir a la biblioteca, un par de jornadas de estudio en casa o en vuestra residencia os servirán para que cantéis los temas en voz alta. Sentados ante los apuntes, ir explicando en voz alta todo. Cuanto más resuene en vuestra cabeza más fácil de memorizar será.
- Una vez te sepas un tema (¡felicidades, ya queda menos!) intenta repetir el esquema de las ideas de forma muy sintetizada en tarjetas o en medio folio. Revisa que esté todo correcto y guárdala. Cuando acabes con todos los temas podrás disponer de una serie de tarjetas con todo el temario y podrás hacer un poco de presentador de televisión. ¿Qué es esto? Paséate por el cuarto, tarjetas en mano y empieza a cantar los temas sin mirar. Si te falta algo, mirada rápida a la tarjeta. Empieza desde el epígrafe anterior y sigue con el temario. Pon voces si hace falta.
- Otro método que también funciona es tratar de escribir un esquema con bastante información de cada tema mientras lo repasamos mentalmente. Muy útil cuando estamos en la biblioteca, ya que estamos haciendo una exposición silenciosa y por escrito, que permite que las ideas se fijen mucho más en nuestra mente.
- Intenta descansar al menos cada dos o tres horas de estudio intenso. Levántate de la mesa, estírate, come algo, bebe agua o mira el móvil (¡un poco solo!) durante cinco o diez minutos. Deja que tu cerebro descanse y luego vuelve a la carga.
- Come bien y duerme lo suficiente. Los atracones de estudio día y noche no sirven para nada, atrofian la mente y la falta de descanso impide que los conocimientos se fijen en la cabeza. Si te preparas con antelación no hará falta que sacrifiques tanto y conseguirás mejores resultados.